¿Dónde me estoy metiendo? ¿Qué poder de dominación o sugestión tiene mi Lobo sobre mi? En la presentación de este blog puse que trataba de la relación un tanto especial de una mujer con su amante, en la que lo único que importaba era disfrutar de la vida antes de que se nos escapase de entre los dedos... Pero al escribirlo, nunca imaginé hacia dónde me podría llevar esto... Tal vez si lo llego a saber lo hubiera parado hace tiempo... -¿o quizás no?- No lo se. Todavía estoy alucinando con el compromiso que acabo de adquirir de hoy.
La última vez que nos vimos él estaba muy cabreado y durante todos estos días sus e-mails han sido de lo más borde. Tanto, que le confesé que me había hecho llorar con sus palabras. Al poco, me envió otro correo electrónico con un tono más suave y conciliador, y por la noche recibí un mensaje al móvil diciéndome que me quería ver. Pero eso sí, antes me hizo escribirle un relato a modo de historia de cómo sería nuestro encuentro... Lo hice, me lo corrigió como siempre hace, y cuando le dio el visto bueno me dijo: _Esto es exactamente lo que quiero que hagas y ahora no puedes decir "no", porque tengo tu compromiso por escrito.
Y si... todo salió justo como él quería. Incluso mas.
PISANDO BRASAS.... (O la tarde del fatídico "si")
Nada mas llegar y casi sin mediar palabra, me senté en el sofá con él de pie frente a mí y empecé a desabrocharle los tejanos para poder acceder a su miembro que ya casi estaba erecto. Mientras luchaba con sus botones (no se por qué no pueden llevar cremallera los pantalones) él metió mano a mi pronunciado escote y liberó mis pechos que estaban pugnando por salir de su encierro... Los apretaba y masajeaba con manos expertas mientras yo conseguía liberar también su pene y llevármelo a la boca para besarlo y lamerlo con fruición. -está tan rico.... mmnnn...- Y sentir como crece a cada lamida o chupetón es algo que todavía hoy me maravilla.
Al final me quitó la blusa y dejó mis pechos al aire para poder contemplarlos y acariciarlos a gusto. Tanto fue así, que sin poderlo evitar tuve un orgasmo tan solo con el roce de sus dedos en mis pezones y sus expertas manos en todos ellos.
Me pidió que le avisara cuando me fuera a correr, que quería oírmelo decir... Y llegado el momento, cuando él me lo notó y vio que estaba callada, paró y me dijo: -Estás a punto nena...
-No (contesté yo)
-No me mientas. Lo se. Mírate cómo estás... Venga, dímelo, dime lo que quiero oír...
Sencillamente no podía. Me moría de vergüenza, pero como si no se lo decía paraba de tocarme y alargaba mi agonía, al final le dije lo que él deseaba:
_"Si...me corro... Por favor no... no pares.... " Lograba decirle entre jadeos... Él me miraba sonriente y satisfecho y su pene estaba tan duro que parecía iba a estallar. Mientras tanto, me iba diciendo cosas para excitarme aún más si cabe. Cosas que sabe me ponen a mil.
Después yo seguía mamando su polla y sus huevos... acariciando a veces con fuerza a veces delicadamente su culete y sus estupendos muslos, hasta que comenzaba de nuevo a meterse con mis pechos al tiempo que me hablaba dulcemente... con voz ronca de deseo... y volvía a ponerme otra vez a punto del orgasmo.
Metió sus dedos en mi sexo para comprobar su humedad y hacerme rabiar al sacarlos antes de que me pudiese desahogar. Tanto era su martirio, que me descubrí rogándole que continuara... que me tocase como él sabía... Pero se negó prometiéndome hacerlo si me portaba bien cuando nos fuésemos a la cama. ¡Dios! no veía el momento de acabar con el sofá e irnos a la habitación.
En esas estábamos cuando metió un par de dedos en mi boca para que los chupara mientras me decía: -Así... buena nena... Imagina que es una polla. Ahora tienes dos pollas para ti sola: Una que es la mía y estás tocando, y la otra que son estos dedos de tu boca... Esto era superior a mi. No podía más... la culpa era de mi gran imaginación. Ahora -continuó mientras sacaba los dedos y metía su gran pene en mi boca- cambias de polla y te metes la mía... Así... muy bien...
Mi cuerpo se estremecía y sin poderlo evitar mi garganta gemía... Y ahí fue cuando aprovechó y me regaló otro par de estupendos orgasmos. ¡¡¡Increíble!!! Esto nunca me había pasado. ¿Qué le sucedía a mi cuerpo? Se supone que a cierta edad el deseo disminuye y ya no te puedes correr tantas veces, pero en mi caso es completamente al revés. Y fue ahí, con esa pasión y deseo, cuando le dije el fatídico "Si" a su última locura o capricho: Me propuso buscarme un hombre para que me lo tirase delante de él, pues según me dijo eso le daría mucho morbo. Y yo estaba tan ardiendo y deseando tenerlo por fin dentro de mí, que sin pensarlo acepté.
¿Y ahora qué? ¿Cómo me desdigo?... Y lo que es más... ¿de verdad me quiero desdecir?
Realmente debo estar loca por dejarme caer así en el abismo.
Ardientemente... Julia,
*Escrito el 23 agosto de 2012
Como he estado tanto tiempo sin publicar, iré poniendo las fechas de cuando lo escribí en mi cuaderno secreto.