Mi querido Lobo,
Hay que ver cómo son las cosas y las vueltas que da la vida. Hace un mes yo no sabía qué hacer ni qué camino tomar y mira por donde, el destino se ocupó de hacer mi trabajo al no permitirme verte más.
Tal vez esto se deba a mis dudas, a no haber sabido elegir, a que lo deseaba todo... O quizás, simplemente a la terrible situación económica que está pasando este pais, pues mi pareja, como tantos miles más, está sin empleo y deprimiéndose cada día más. Y ahora yo he tenido que renunciar a ti, al menos durante una buena temporada, pues él está tan mal que no se me despega ni un momento y no tengo corazón para engañarle y dejarlo solo durante unas horas.
Pero mi indecisión la estoy pagando muy cara. El no poder verte ni disfrutar de tus caricias y besos, me están dejando una tristeza de alma que me ahoga por dentro.
Cuando hacemos el amor, son tus caricias las que quiero, tus besos los que deseo más que nada en este mundo. Me acuerdo tanto de ti, que ya no soy capaz de disfrutar como antes lo hacía, pues los dos os complementáis, sois tan distintos en el sexo, que mientras estaba con uno era lo más fácil del mundo olvidarme del otro y darme por completo al que tenía entre mis brazos.
Tú más que nadie sabes muy bien que cuando estoy contigo me entrego al máximo, que no hay nada ni nadie que se pueda mezclar entre ambos porque mi mente, alma y cuerpo son sólo para ti... para mi Lobito encantador y apasionado que sabe sacar lo mejor y lo peor que hay en mí. Y ahora... es todo tan distinto, que no sé cómo voy a poder seguir adelante con todo esto.
Mi mente me juega malas pasadas pensando que si esta situación dura mucho te olvidarás por completo de mí, pero mi alma me dice que no, que lo nuestro va mucho más allá de un simple revolcón y que también tu me echas de menos. Pero hay que ser realistas y comprender que como dice la canción "la distancia es el olvido", solo que yo, nunca te podré olvidar porque te llevo muy dentro de mí... mucho más de lo que estaba dispuesta a reconocer.
Con dolor y tristeza,
Tu isla encantada...