Juguemos...

JUGAR A TU JUEGO PREFERIDO...


Mi querido Lobo,

Hoy hemos jugado a tu juego preferido: Tu el cliente, yo la "dama de compañía"...

Tu sonrisa durante todo el rato no tenía igual, se te veía tan feliz... Pero yo no me siento bien. Incluso escribir esto me está costando, de hecho, he obviado la palabra en cuestión con la que a veces me "calificas" (pues según tú eso no es un insulto, sino un calificativo). Siempre me regañas porque quieres que suelte algún que otro taco y que me enfade o incluso te insulte cuando hacemos el amor... Bueno, cuando "nos vemos" pues incluso la frase "hacer el amor" te repele y no deseas que la utilice, pues según tú esto es sexo. Puro y duro. Solo sexo y nada más. Y hoy lo has dejado bien claro.

Hace días me dejaste la instrucciones bien precisas a través del e-mail y ayer me las recordaste con un mensaje. Y allí estaba yo: Tu más humilde sumisa y esclava, haciendo tu sueño realidad... Pero no solo eso, sino que puse de mi propia cosecha para poder sorprenderte (¡cielos si lo conseguí!)

Y ahí estabas tu: Sonriente, mirándome con picardía pero disimulando el placer que te daba ver que por una vez cumplía tus instrucciones al pie de la letra. Tal y como a ti te gusta, no como siempre, que al final acababa haciendo lo que yo quería. Pero hoy no... Hoy hice todo lo que se esperaba de mí. Ni una queja, nada. Me comporté como a ti más te gusta y como se esperaba que lo hiciera. Incluso alabaste (cosa rarísima en ti) mi forma de actuar.

Al separarnos ya no estabas tan malcarado y tenso como al vernos, una amplia sonrisa iluminaba tu cara y te despediste animado y contento. Yo me alegré mucho porque conseguí mi propósito: hacer que lo pasaras bien y cambiases tu cara de "póker" por la del Lobito que a mi tanto me gusta.

Pero al quedarme a solas todo cambió. Mi alegría se tornó tristeza al ver que una vez conseguido tu deseo saliste huyendo como si mi piel te quemara y mi cuerpo el del diablo se tratara. Dime ¿es que ya no te gusto? ¿Por qué rechazabas mis besos si fuiste tú quién me los enseñó? ¿Por qué me tratas mal si yo soy tan dulce y cariñosa contigo?

Ah... Ya comprendo... Es que se trataba de un juego... Un absurdo y vulgar juego...


Con cariño,

Julia
Tu Isla Encantada...