domingo, 22 de noviembre de 2009

Preparada para recibirte...



Mi querido Lobo,

Aquí estoy de nuevo preparada para recibirte... Pero tú te resistes... Te haces de rogar y no paras de invertar excusas tontas ni de ver cosas donde no las hay.

¿Por qué te ocultas? ¿Por qué te espantas tanto cuando me dejas entrever tu ternura?

Ya sabes que nunca te pido nada y solo estoy aquí para cumplir tus deseos y ser tu ferviente y amante esclava. Tu más fiel Caperucita... Pues sabes bien que solo tu me tienes y eres el que disfrutas de mis jugosos labios y mis juegos sensuales. Juegos que reinvento a diaro para ti... Juegos que solo tu me enseñaste y que no practico con nadie más. Tal vez sea porque no me atrevo a ello... pero eso, Lobito, nunca lo sabrás.

Ahora me acusas de estar enamorada de tí. Dices que me comporto como una niña tonta enamorada justo cuando peor te trato porque me estás cansando con tu loco deseo de compartirte con otra. Pero aún así, no te marchas. No te alejas de mi lado definitivamente y sigues insistiendo una y otra vez... Y yo sé por qué.

Sencillamente porque sabes que al final consentiré en tus deseos como siempre lo hago. Y es que me conoces tan bien... Incluso mucho mejor que yo misma, pues fuiste tú quien sacaste a flote a la mujer apasionada que llevaba dentro sin saberlo. Tú, quien me hiciste descubrir todo lo que mi cuerpo era capaz de darme y dar a otro... Tú, quien me pervertiste y me lanzaste al abismo del placer incontrolado ¡Pero que descontrol tan rico! y no me sonrojo al decirlo porque bastantes años estuve sin saber lo que era esto.

Y ahora llegó el momento de compensarte por todo ello. Sí mi Lobo, mañana cuando nos veamos te daré la gran sorpresa, pues te diré que al fin me lo pensé y consentiré en ello... Posiblemente me arrepienta nada más decirlo y sobre todo, nada más hacerlo, pero por eso escribo este post, para recordarme que llegué a este acuerdo conmigo misma, pues cuando todo termine y ya no pueda verte más, me quedará la satisfacción de haber provado y disfrutado de todas aquellas cosas que sabía que existían por las lecturas y los comentarios de terceras personas. Pero sobre todo, de saber que fui la única persona que te hizo sentir vivo y consintió en llevar a la práctica todas tus locas fantasías.

Ya lo sabes mi Lobo, mañana será el gran día. No agaches tu cabeza y dejar de llorar porque aquí está tu niña. Esta que dejará una vez más que hagas con ella lo que más desees... Aunque me cueste reconocer que es cierto que me excito solo de pensar en esta nueva locura que me propones. Pero eso, no te lo diré jamás. Aunque temo que ya lo sabes.

Hasta mañana Lobito, te tengas dulces y tórridos sueños...