martes, 16 de febrero de 2010

Miedo me dan tus ideas...









Mi querido Lobo,

Recuerdo nuestros comienzos cuando me tuviste que enseñar casi todo. Alucinabas de ver lo ignorante que era en muchas cosas pero al mismo tiempo te gustaba ser mi maestro y mentor en estas lides del sexo. Y yo, me dejaba instruir porque estaba descubriendo todo un mundo de placer y me divertía aprender, pero sobre todo, lo que más me gustaba –y me sigue gustando- era descubrir tu mirada de asombro y satisfacción cuando por fin conseguía hacer las cosas justo como a ti te gustaban, o incluso más... pues más de una vez pensaste que estaba practicando con otro en las largas temporadas que pasábamos sin vernos. Y es que esto de Internet da para mucho, (no malpienses, ya te conté en su día que mis "prácticas se remitían a leer y buscar vídeos explicativos) y si a esto le añadimos mi imaginación y el que me dejo llevar por mis instintos… jejejeje… pues eso, que me salía “bordado"

En esa época, yo me creía una mujer muy madura y experta en todo esto, pues ya llevaba más de 20 años casada y siempre me lo había pasado pipa con mi marido. Pero claro, no conté con el hecho de que él era muy clásico y no se salía de lo estrictamente establecido (por la iglesia, creo, porque por lo que voy viendo y leyendo…) Nunca necesitó que le hiciese una masturbación porque se iba él solito nada más refregarse un poco en mí, tampoco le gustaban las “felaciones” porque eso era de degenerados. En cuanto a las posturitas varias, no podía hacer grandes cosas porque al verlo tan serio me entraba una risa atroz y él se cabreaba sobre manera al ver que no me lo tomaba en serio, con lo cual, con la del misionero ya había bastante. Y respecto a mí… qué te puedo decir que ya no sepas… Como soy una bomba y encima me lo tenía muy racionado, me iba enseguida y no echaba nada a faltar.

Pero apareciste tú y me tuviste que enseñar desde dar un buen beso en la boca, hasta hacer una buena felación en la que dejarte sin aliento, pasando por cómo cogerla correctamente y destrozarla al tiempo que disfruto yo también con ello.

Y en esas estamos… Pero cada vez pides más y más… Y yo, que no puedo negarme a tus deseos, me encuentro con un gran conflicto mental porque chocan en mí lo que siempre he tenido, con lo que estoy descubriendo y quiero.

La última propuesta tuya es que compre juguetitos” varios para que cuando nos veamos me enseñes a disfrutar también con ellos, pues según tú, uno se lo pasa estupendo si los usa al tiempo que estás con tu pareja. Pero… no sé... Miedo me das. Más que nada, porque al principio solo se trataba de comprar algo para tu culito, pues dices que al hombre le encanta que le metan por ejemplo un dedo, mientras tiene el orgasmo. Pero ahora resulta que también quieres usarlo conmigo, y no solo eso, sino que compre un dildo para usarlo también mientras estoy entretenida con tu gran y bello pene en mi boca.

Como te decía antes, no se… Eso de tener un objeto de goma (o lo que sea) metido en mí, me da un poco de grima y reconozco que también de miedo, pero por otro lado, cuando me lo imagino… Huysssss... Y es que esas cosas en tus manos tienen que ser deliciosas, pues hasta ahora, todo lo que me has enseñado me ha gustado mucho y han sacado a flote la fiera ardiente que llevo dentro.

Ya veremos qué decido. Aunque como siempre me dices, ¿para qué molestarme en protestar si al final, siempre sucumbo a tus deseos? Pues aunque me rebele y haya veces en que no lo quiera reconocer, soy tu puta, tu alumna, tu juguete preferido para hacer todo lo que te venga en gana y desees… Y eso a tí, no te gusta nada, jejeje...


Mil ardientes y temerosos besitos,


sábado, 13 de febrero de 2010

Miedo de tocarte...




MIEDO DE TOCARTE...

Mi querido Lobo,

Cada día que pasa eres más exigente conmigo y ya no sé cómo complacerte. Ha llegado un punto en que me da hasta miedo de hablarte… de tocarte… Cuando estás conmigo cierro los ojos y temo abrirlos por si al hacerlo has desaparecido, pues son tan pocas las veces que nos vemos, que cuando lo hacemos, me parece estar soñando y temo despertar y descubrir que todo son fantasías mías, que tan solo son mis ganas de tenerte las que me hacen sentirte así… cerca, muy cerca de mí…

Lo siento, pero no estoy en mi mejor momento para escribirte. Solo deseo tenerte a mi lado y sentir tu cálida y dulce voz. Sentir tus besos, tus caricias... Tu miembro erecto haciéndose paso en mi interior... Ese interior que clama por tenerte y al que tanto te gusta acceder porque siempre está cálido, húmedo y ansioso por llenarse de ti...

Pero tu... siempre pides más, mucho más. ¿Conseguiré dártelo?

Mil besitos tímidos...

Julia, Tu Isla Encantada