
DIBUJÁNDOME...
Cada vez que estamos juntos me dibujo a mi misma… y cuando te alejas de mí, me desdibujo como mujer y vuelvo a formar parte de esa masa anónima que no sabe lo que es disfrutar del verdadero placer.
Enardeces tanto mis sentidos que la pasión que siento por ti me da alas para enfrentarme al mundo. Cualquier reto por difícil que sea deja de cobrar importancia y es un mero juego si tú y yo estamos juntos.
Todavía recuerdo nuestros comienzos. Cómo temblaba cada vez que te acercabas a mí y me susurrabas al oído cómo te gustaba… lo que me admirabas… y tantas lindezas más… que a pesar de ser consciente de que para ti todo eso formaba parte de tu forma particular de conquistarme, me brindaba al juego y me dejaba hacer… Por una vez en la vida alguien me hacía sentir bella y deseada, y eso era casi más placentero que los propios besos o caricias. Y es que, nunca nadie me trató así ni me dijo esas cosas tan bonitas. Como tampoco nadie se molestó en enseñarme a como complacer a un hombre, o a sacar mi propia sensualidad.
Por eso, me dibujo en mis formas de mujer cada vez que nos encontramos.
Sé que la edad no perdona, las arrugas empiezan a hacer su primera aparición… Los quilos de más se agarran con fuerza y se resisten a marchar… La elasticidad se va perdiendo… Pero tú no me ves así. Solo me ves como una gran y bella mujer. Y eso amigo mío, es el mejor afrodisíaco del mundo. Ya ves cuál es mi secreto. El por qué siempre que nos citamos me encuentras húmeda y deseando que me poseas como a ti más te guste. Pues tan solo por sentirme mujer entre tus brazos una vez más, merece la pena complacer todos tus deseos, incluso aquellos en los que no estoy muy de acuerdo porque sencillamente me da miedo fallar y no estar a la altura. Aunque creo que eso no va a pasar, pues como siempre te digo: Yo soy tu creación. Y en ti he tenido el mejor maestro que se puede tener en estas lides del amor.
Besos húmedos y apasionados…
